Pasajeros del Titanic #11: Joseph Philippe Lemercier Laroche, El único pasajero negro del Titanic
Hoy os traigo otra de aquellas historias curiosas sobre el buque de los sueños. El protagonista de esta nueva entrega es Joseph Phillipe Lemercier Laroche:
Joseph nació el 26 de mayo de 1886 en el seno de una familia acomodada en Haití. La familia del joven vio en él posibilidades de convertirse en un gran estudiante, de forma que a la edad de 15 años le enviaron a estudiar ingeniería a Beauvais, Francia. Le acompañaba su maestro, el Monseñor Kersuzan, señor obispo de Haití.
Cierto día, Monseñor Kersuzan, que tenía un amigo en París, Monseñor Lafarge, decidió hacerle una visita acompañado del joven Joseph. Monseñor Lafarge se dedicaba a la venta de vinos y tenía una hija, Juliette, de edad similar a la de Joseph. Los jóvenes se conocieron y rápidamente se hicieron amigos, lo que poco a poco dio lugar al amor y a la boda.
Joseph obtuvo su titulo de ingeniería sin ninguna dificultad, además París estaba plagado de oportunidades para un joven con su formación y no tardó en obtener su primer trabajo. Diseñó la que actualmente es la Línia 12 del metro parisino. Desafortunadamente los prejuicios raciales de la época hicieron que sus empleadores le pagaran mal argumentando que era joven e inexperto.
Esta situación hizo que el matrimonio viviera gracias a los fondos que les proporcionaba el padre de Juliette.
El matrimonio tuvo su primera hija y poco después vino la segunda entre 1909 y 1910. Se trató de un nacimiento prematuro y los problemas médicos de la niña dejaron en evidencia el hecho de que Joseph debía tener un trabajo mejor remunerado, el que en realidad le pertenecia dada su formación. Tras esto Joseph tomó la decisión de volver a Haití, donde tendría un trabajo bien remunerado y un buen nivel de vida.
Joseph no estaba muy seguro de que su mujer aceptara aquél gran cambio, dejando a su familia y amigos y mudarse a un lugar desconocido en el otro extremo del mundo. Finalmente y después de plantear la situación a Juliette, esta aceptó.
La familia planeó su viaje para finales de 1912, no obstante, Juliette se quedó embarazada por lo que la familia decidió acelerar el viaje para que el bebé pudiera nacer en Haití.
La madre de Joseph compró los billetes de la familia a modo de regalo. Pronto conocieron la extraña política de la compañía con la que iban a viajar, en el buque SS Francia. Tenía la norma de que los niños debían permanecer en la guardería y no podían estar con sus padres en el comedor. Así pues, la familia cambió sus billetes del SS Francia por otros de segunda clase en el RMS Titanic.
El día que la familia inició su viaje amaneció con el cielo despejado. Debían coger un tren que les llevaría a París. Su amigo Monseñor Renad fue a despedir a la familia y compró un globo para cada niña. A la llegada del tren, todos se despidieron.
Una vez en París, debían coger otro tren que les llevaría a Cherburgo, una de las escalas del Titanic. Las chicas estaban muy emocionadas y apenas podían dormir. En dicho tren, los Laroche conocieron a otro matrimonio y a su hijo de dos años, Andre, ellos eran los Mallet. Ellos también se disponían a abordar el Titanic ya que emigraban a Montreal, Canadá. También viajaban en segunda clase, igual que los Laroche.
La familia se acomodó en su camarote, el cual era muy confortable. A la hora del desayuno sonaba una campana que hacía reír a las niñas. Durante las comidas, las dos familias solían sentarse juntas ya que creían ser los únicos franceses del barco.
Desafortunadamente, el Titanic colisionó con un iceberg la madrugada del 15 de abril. Al conocer la noticia, Joseph despertó rápidamente a Juliette. Sus hijas seguían dormidas pero lo quisieron despertarlas, las cogieron en brazos y las subieron a la cubierta. Antes de salir de la habitación Joseph se puso su abrigo y llenó los bolsillos de dinero y de joyas. El barco si hundía inminentemente y los botes empezaban a abandonar el barco con las mujeres y los niños. Juliette abordó uno de estos botes con sus dos hijas. Joseph puso el abrigo a hombros de su esposa y la dedicó unas palabras a modo de despedida:
“Toma esto, lo vas a necesitar. Conseguiré otro bote. Dios estará contigo. Te veré en Nueva York”
Juliette abordó el mismo bote que la condesa de Rothes y la joven Josefa Pérez de Soto. El bote tenía agua en si interior que les congelaba los pies. En un océano plagado de icebergs podéis imaginar lo helada que se encontraba esa agua.
Al ser rescatada por el Carpathia, Juliette se sintió muy sola, embarazada y con dos niñas pequeñas. Pronto se encontró con la señora Mallet y Andre, que también habían perdido al padre de familia.
Durante el viaje en el Carpathia, los supervivientes del naufragio sufrieron la falta de ropa de cama ya que no había suficiente para todos. Juliette necesitaba la ropa para hacer pañales para sus bebés. No le quedó otra opción que, después de cada comida se sentaba en las servilletas, las guardaba y luego las usaba para las niñas.
El 18 de abril el Carpathia llegó a Nueva York bajo una lluvia torrencial. Juliette perdió de vista a Mademe Mallet, no volvería a verla hasta pasados algunos años. La joven madre y sus dos hijas fueron trasladadas al hospital donde trataron sus pies congelados. Juliette había perdido a su marido, sus permanencias y sentía un gran dolor y miedo así que decidió cancelar su viaje a Haití para volver a Francia con su familia. Joseph tan solo tenía 25 años.
Años más tarde, en 1920 la madre de Joseph viajó desde Haití hasta Francia para encontrarse con sus nietas y su nuera pero las trató como si fueran extranjeras así que las visitas fue un fracaso. Después de esa visita no se volvieron a ver. Juliette murió a los 91 años, el 10 de enero de 1980.
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#8 Nöel Leslie,Condesa de Rothes