Pasajeros del Titanic #14: La increíble historia de Charles Jouhin, el panadero
Espero que hayáis pasado unas felices navidades y un buen inicio de año. Hace tiempo que no os traigo una nueva historia sobre el Titanic y he pensado que es una excelente idea para el primer post de 2021. Hoy os traigo la historia de Charles John Jouhin, conocido por ser el panadero del Titanic.
Charles nació el 3 de agosto de 1878 en el nordeste de Inglaterra. Su padre era John Edwin, un vendedor de víveres y su madre se llamaba Ellen Campbell. Ambos se casaron en julio de 1876. El matrimonio tuvo 5 hijos, siendo Charles el segundo de ellos.
Desafortunadamente, el padre de Charles murió en 1886 y su madre se vio obligada a trabajar como enfermera para llegar a final de mes. Después de su época como enfermera, Ellen regentó una cafetería en Liverpool, ciudad en la que residía la familia.
Charles se hizo a la mar cuando apenas tenia 11 años y sus hermanos Theodore y Richard se alistaron en la Royal Navy a los 16 años. Desafortunadamente, Theodore murió al caer al mar mientras estaba a bordo del HMS Cornwallis el 1 de marzo de 1915, tenía 35 años. Charles, por su parte, fue escalando posiciones y acabó convirtiéndose en panadero de barcos de lujo.
Charles, que, por cierto, era muy bajito, se casó con una joven llamada Louise Woodward. El enlace se celebró en Liverpool el 17 de noviembre de 1906. Fruto de este matrimonio, nacieron dos hijos: Agnes Lilian y Roland Ernest.
Nuestro protagonista de hoy se embarcó en el Titanic como miembro de la tripulación, era el panadero jefe y chef de cocina, contando con 13 empleados bajo su cargo. Además, era considerado un repostero muy bueno y exitoso y recibía constantes elogios por la gran calidad de sus productos. Embarcó en el viaje inaugural del Titanic en Southampton, aunque anteriormente ya había trabajado en el gemelo de este, el Olympic.
Eran las 11’30 de la noche del 14 de abril de 1912 cuando Titanic chocó con un iceberg y empezó a hundirse. En ese momento Charles se encontraba en su camarote, dispuesto a dormir, pero aun así el temblor que provocó la colisión lo sobresaltó. Al principio dudó, salió al pasillo, pero no hoyó más que murmullos de sus vecinos de los camarotes colindantes así que volvió a entrar en su camarote. Mientras pensaba qué hacer tomó unos tragos de whisky. Finalmente se vistió y se dirigió de nuevo a las cocinas, llamando a todo el personal que estaba a su cargo al ver que los pasajeros se dirigían a los botes salvavidas. Eran las 12’15 horas y Charles lo dispuso todo para abastecer de pan todos los botes, pues era imposible saber cuánto tiempo pasarían los pasajeros remando en los botes hasta ser rescatados. Cuando se hubo repartido todo el pan Charles decidió volver a su camarote y por el camino vio a muchas mujeres de tercera clase que cargaban con sus pertenencias en busca de los botes salvavidas. También se encontró con Ludwig Müller, un interprete que intentaba ayudar a todos aquellos que no hablaban inglés. Después de eso, Charles decidió volver a la cubierta y se unió al jefe de oficiales Henry Wilde para dirigir a las mujeres y a los niños a los botes salvavidas. Algunas de esas mujeres no querían subir a los botes pues creían que estarían más seguras a bordo del Titanic pero Charles conversó con algunas de ellas y las convenció de que lo mejor era que subieran a los botes por su seguridad.
El jefe de oficiales ordenó a los mayordomos que no dejaran avanzar a los hombres a los botes, algo que a Charles le pareció absurdo pues y así lo manifestó ya que, en general, todos respetaban que las mujeres embarcaran primero.
Al panadero jefe le fue asignado el bote número 10, pero cuando se disponía a embarcar vio a una mujer con su hijo en brazos y no dudó en cederle su asiento. Poco a poco fueron bajando todos los botes al mar y Charles arrojó una gran cantidad de sillas que encontró en la cubierta para que los que caían al mar tuvieran algo a lo que agarrarse. Algunos botes bajaban al mar sin estar llenos del todo pues en un primer momento pocas mujeres acudieron a los botes. Nuestro protagonista y otros miembros de la tripulación fueron en busca de más pasajeras y sus hijos en a la cubierta A. Algunos no tenían ninguna intención de abandonar el barco y fueron evacuados a la fuerza.
Pensó en los demás antes que en si mismo
Minutos mas tarde Charles se dirigió a la despensa en busca de un poco de agua para calmar la sed. Estando allí oyó un crujido, el sonido del metal retorciéndose y rompiéndose y posteriormente se oyeron los pasos de una avalancha de personas que se dirigían a la popa del barco. Charles se unió a ellos. Intentando evitar el final inminente que le esperaba, el panadero se dirigió al casco de estribor y avanzó con cuidado hasta la cubierta de popa, colocándose a horcajadas por el costado del barco y en el punto más alto, se agarró a la barandilla esperando el final. El hombre describió la bajada como si estuviera en un ascensor. Esta escena aparece representada en la película de 1997, Titanic.
En cuanto el barco se hundió, Charles quedó flotando en el agua. Fue la ultima persona en abandonar el barco y lo hizo con una elegancia increíble, apenas se mojó la cara y la cabeza. Se quedó nadando en el agua durante más de dos horas hasta que al amanecer se encontró con un bote plegable medio hundido y del revés. Encima del bote había unos 25 hombres, sin espacio para ninguno más y lo empujaron para que no pudiera subir y se alejó nadando. Por lo visto uno de aquellos hombres lo reconoció y le tendió la mano, a la que se mantuvo agarrado hasta que llegó otro bote que sí pudo recogerlo. Charles argumentó más tarde que tubo más frío durante el tiempo que estuvo en el bote que durante el tiempo que permaneció en el agua. Por fin, el barco que acudió al rescate, el Carpathia, recogió a todos los superviviente del Titanic. Cuando Charles subió a bordo tenia los pies tan hinchados que tuvo que subir las escaleras de rodillas. Aparte de eso, se encontraba en buen estado. Los médicos que lo examinaron estaban atónitos, no se lo podían creer ya que la mayoría de las personas que acabaron en el agua murieron en aproximadamente media hora.
Lo que ocurrió fue un autentico milagro. Algunos creen que se debió a aquellos minutos extra que permaneció en la barandilla sin mojarse mientras las demás personas ya estaban en el agua. Otros piensan que el whisky le hizo entrar en calor.
Después de esta experiencia, Charles siguió trabajando en grandes buques. También sirvió en los barcos de transportes de tropas de la Segunda Guerra Mundial.