Las manías de Carlos III de Inglaterra
Desde siempre, en los cuentos infantiles ha aparecido la figura de un rey o una reina que reinaba con ciertas extravagancias y que tenía un montón de sirvientes pendientes de satisfacer todos sus deseos.
A veces la vida real nos sorprende, y aunque hasta ahora estábamos acostumbrados a una realeza más austera y discreta, este tema ha dado un vuelco con el recién estrenado rey Carlos III de Inglaterra. Han sido muchos los años que ha pasado esperando a que llegara su gran momento y aunque todos los detalles relevantes de su vida son sobradamente conocidos, ahora se empiezan a destapar detalles más insignificantes pero que a la vez dicen mucho de cómo es la personalidad del actual rey.
Hoy nombraremos algunas pequeñas manías de Carlos que a nuestros ojos pueden ser curiosas pero que traen de cabeza a su servidumbre… Según testimonios de palacio:
Higiene personal
El agua de la ducha debe estar a una temperatura determinada (20 grados) por lo que una doncella debe tener a mano un termómetro todas las mañanas.
Si lo que va a usar es la bañera, esta debe estar llena hasta alcanzar 18 centímetros.
La toalla siempre debe estar colocada de un modo determinado para que sea más cómodo cogerla y secarse (estirada en una silla para que él tenga que hacer el mínimo esfuerzo)
Los cordones de los zaparos deben estar cada mañana perfectamente planchados.
El pijama debe estar siempre planchado.
A la hora de irse a dormir, las ventanas deben estar siempre abiertas, aunque fuera esté helando.
El tapón de la bañera debe estar en una posición determinada.
Su mayordomo debe prepararle el cepillo de dientes con la pasta (2’5 centímetros)
Jamás se ata su propios cordones, siempre lo hacen sus sirvientes. Dichos cordones también deben estar siempre planchados.
Tiene un gran apego por sus cosas, así que cuando viaja suele llevar consigo algunos adornos, su cama i hasta su inodoro.
Algunas veces, se ha cambiado de ropa en 5 ocasiones durante una jornada.
Comida
En el desayuno nunca pueden faltar huevos cocidos, que previamente ha necesitado 7 minutos exactos de cocción y dos ciruelas, aunque siempre deja una.
También se dice que, en alguna ocasión, ha pedido que se le recogiera una carta que había caído al suelo. En cualquier caso, es evidente que Carlos, pese a tener un carácter sensible, introvertido y ensimismado en su infancia, se ha convertido en un hombre con carácter, eso sí, un tanto maniático.