Personajes,  Titanic

Pasajeros del Titanic #4: Elisabeth Walton Allen

Muchas fueron las persona conocidas, e incluso autenticas celebridades de la época las que viajaron en el Titanic…pero la mayoría de los viajeros fueron personas absolutamente desconocidas, poseedoras de más o menos fortuna, pero todas ellas debieron enfrentarse al triste final del gran transatlántico.

Hoy os traigo la siguiente entrega de esta serie de posts sobre pasajeros del Titanic. Si os habéis perdido las entregas anteriores os dejo los links a continuación para que podáis verlas: #1 , #2 , #3.

Hoy le toca el turno a una desconocida llamada Elisabeth Walton Allen.

Elisabeth era una joven de buena familia. Sus padres eran George, un juez de St. Louis i Lydia Jeanette, natural de Indiana. El matrimonio se casó el 21 de junio de 1876 en St. Louis y tuvo cinco hijos:  Thomas, Claire, Elisabeth, George y Whitelan.

A la edad de 29 años, Elisabeth se fue a pasar el invierno con su tía y su prima a Inglaterra. Allí conoció a un apuesto doctor del que poco a poco se enamoró. Al poco tiempo la pareja se comprometió, así que Elisabeth debía volver a St. Louis para recoger sus pertenencias ya que después de la celebración de la boda la pareja fijaría su residencia en el Reino Unido.

Elisabeth adquirió el billete nº 24.160 para el viaje inaugural del RSM Titanic con destino Nueva York. La joven partiría de Southampton con su prima, Miss Georgette Alexandra Madill, su tía la Sra. Edward Scott Robert y su doncella, la srta. Emilie Kreuchen. La Sra. Edward ocupó un camarote y las dos primas otro, todas ellas en primera clase.

Elisabeth Robert, tía de Elisabeth Walton

En el momento de la colisión del barco con el iceberg, Elisabeth y su prima se encontraban en su camarote, conversaban sobre el viaje cuando las interrumpió la srta. Emilie, la doncella. Esta aseguraba que la sala de equipajes estaba llena de agua. Elisabeth la tranquilizó y le aseguró que los compartimentos de la nave evitarían cualquier inundación.

La srta. Emilie hizo caso a Elisabeth y volvió a su camarote. Inmediatamente regresó e informó a las señoras que su propia cabina, que se encontraba en la cubierta E, se estaba llenando de agua. En ese momento todas se alarmaron. Tras recibir el aviso de la orden de subir a cubierta, Elisabeth y todas sus acompañantes pudieron acceder por los pelos en al interior del ultimo bote salvavidas que abandonó el barco que se hundía. Justo antes de llegar ellas, vieron a un grupo de unas 15 personas, en su mayoría fogoneros, intentando acceder al bote asustados, pero un oficial les hizo retroceder: “Fuera, malditos cobardes, me gustaría verlos a todos caer por la borda, las mujeres y los niños embarcarán primero”

El bote estaba a cargo del oficial Joseph Boxall. Una vez en el agua, dieron la vuelta al barco por estribor y poco a poco se fueron alejando para evitar la succión. Pudieron observar como la popa del barco se iba levantando más y más alto hasta que las luces se apagaron. Observaron como el barco se zambullía completamente en el agua y empezaron los gritos, que parecieron durar eternamente…poco después de que el barco desapareciese de su vista, el grupo decidió volver atrás en busca de supervivientes. No vieron ni oyeron a nadie, ni siquiera pudieron ver otros botes, pues la noche era oscura.

Iban en el primer bote que fue recogido al amanecer del día siguiente por el buque Carpathia.

Elisabeth pudo seguir con sus planes y después del hundimiento finalmente regresó a Inglaterra a bordo de otro barco de la White Star Line, (la compañía del Titanic) el Baltic.

En julio de 1912, Elisabeth se casó con el Doctor James Beaver Mennel. Fue una boda doble junto a su hermana Claire y Charles Homer Haskins. Elisabeth y su marido se establecieron en Tumbridge Wells, Kent, Inglaterra y tuvieron tres hijos: James, John y Peter.

Finalmente Elisabeth falleció de una insuficiencia cardíaca el 15 de diciembre de 1967, a la edad de 85 años.

Esta pasajera del Titanic fue muy afortunada, una de los, aproximadamente 700 supervivientes del desastre, que pudo seguir con su vida, hecho por el que dio gracias durante el resto de su vida.

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