Saga Kennedy: Jackie Kennedy Onassis
El post de hoy es uno de aquellos que me hacen más ilusión, y lo notaréis porque es más extenso de lo habitual. Espero que lo disfrutéis:
Existen muchas sagas familiares que provocan expectación, por muchos años que pasen. Sin duda, una de ellas es la Saga de los Kennedy. Y cuando hablamos de ellos, inevitablemente nos viene a la mente Jackie Kennedy ¿verdad?
Jackie es y fue un icono de la historia cultural y política de los Estados Unidos de América. Siempre será recordada como una de las más grandes primeras damas, y no fue por casualidad que se convirtió en una celebridad. Jackie tenía una misión: cuidar el legado de J.F. Kennedy…
Pero empecemos por el principio. Jacqueline Lee Boubier nació en Southampton el 28 de julio de 1929. Tenía una hermana, Caroline Lee ( aunque solían llamarla Lee) que llegó 4 años después.
Ambas formaban parte de una familia norteamericana de origen irlandés de clase alta. Vivian en el Upper East Side, el barrio más caro de la ciudad de Nueva York. Solían pasar los veranos en los Hamptons, montaban a caballo, asistían a clases de balé y leían muchos libros.
El abuelo de Jackie era un promotor inmobiliario muy importante llamado James T. Lee. Él fue quien construyó el edificio donde vivía la familia: el 740 de Park Avenue, uno de los mejores edificios de la ciudad situado en la zona de Lenox Hill. De hecho, hoy en día, se sigue considerando el edificio residencial más lujoso de toda ciudad.
La familia de Jackie era muy adinerada, pero los padres no se querían mucho, lo cual afectaba a Jackie y a su hermana Lee. Siempre hubo cierta competencia entra hermanas, incluso por el afecto de su padre.
John Vernou Bouvier III (o Black Jack Boubier, como solían llamarle), era un agente de bolsa de Wall Street que perdió una gran cantidad de dinero en la gran crisis de los años 20. Siempre fue un hombre de ciudad, a diario iba muy bien vestido y tenia dos conductores de guardia a su servicio durante todo el día. Era miembro de un montón de clubs. La relación con sus hijas era excelente, siempre las elogiaba frente a otras personas de la familia, algo que a veces, resultaba irritante. A menudo las llevaba de compras, lo que despertó en ellas su gran sentido de la moda y la elegancia.
Sin embargo, el matrimonio de John y su esposa Janet era muy problemático, tenían muchas discusiones porque, entre otras cosas, los negocios de John fueron de lo lucrativo a lo desastroso. También tenía aventuras amorosas y alcohólicas. Finalmente, en el verano de 1940, después de años de discusiones, Janet pidió el divorcio.
Dos años más tarde, Janet se casó con su segundo marido, Hugh Dudley Auchincloss Jr. , abogado y heredero de Standard Oil ; convirtiéndose en su tercera esposa. Juntos, tuvieron dos hijos: Janet y James, aunque Hugh ya tenía otros dos hijos de un matrimonio anterior. A partir de ese momento, Jackie y Lee pasaron a formar parte de una de las familias más ricas de los Estados Unidos. No obstante, la vida de las dos hermanas en la finca familiar de Virginia no fue nada sencilla: eran recién llegadas y forasteras, además su madre se había divorciado, algo que en aquella época no era muy aceptable socialmente así que las chicas recibían burlas en el colegio. Todo aquello hizo que se mantuvieran muy unidas pues fueron tiempos difíciles para ellas.
Cuando Jackie y Lee se iban acercando a sus 20 años, la idea del matrimonio llegó a dominar sus vidas. Tenían claro que debían casarse con un hombre de buena posición, digamos, “bien colocado”.
La sociedad estadounidense de aquella época era muy pedante y exclusivista y a menudo, si tenia sangre irlandesa o judía te miraban con desprecio. Jackie y Lee tenían sangre irlandesa por ambas partes.
Su madre las instaba a casarse con un hombre con “dinero real” ya que su padre, supuestamente tenía dinero, pero lo perdió todo. Ella tenia grandes aspiraciones sociales para ellas, quería que pertenecieran a la más alta sociedad.
Las dos hermanas fueron presentadas en sociedad en el baile de debutantes, donde los hijos de los más ricos podían reunirse. Lee brilló en todo su esplendor, siendo coronada reina de la temporada y no tardó en comprometerse. En abril de 1953 se casó con Michael Temple Canfield. Él era alto, guapo, privilegiado y popular: el chico ideal. También se rumoreaba que era el hijo ilegitimo del duque de Kent. Vamos, lo que yo llamo un cotilleo en toda regla.
Por otro lado, se especulaba que Lee estaba más enamorada de la idea de llegar primero al altar que su hermana, que de él. Jackie, por otro lado, se tomó su tiempo para encontrar marido. Se comprometió con un joven corredor de bolsa en 1952, pero al cabo de unos meses Jackie rompió el compromiso, se dio cuenta de que no estaba enamorada ni de él ni de la vida que le prometía.
Jackie no quería ser una simple ama de casa, tenia una profesión, era fotoperiodista. Su temperamento era muy curioso y esa profesión le iba como anillo al dedo. Su primer trabajo se lo consiguió su padrastro Hugh Dudley Auchincloss. Tenia su propia columna en el Washington Times-Herald. Entrevistaba a políticos, famosos y gente de la calle, ¡y se lo tomaba muy en serio!
Sin embargo, para su familia, Jackie estaba “en peligro” ya que cada temporada de debutantes aparecían chicas más jóvenes al “mercado” matrimonial y Jackie se estaba quedando atrás.
Y de repente, apareció John F. Kenney. En 1953 él era aspirante a senador y algo así como el George Clooney de la época. Jackie estaba interesada en la política y en cuanto de conocieron vieron que cuando estaban juntos nunca se aburrían. A el le llamó la atención Jackie porque, aparte de ser guapa, también era inteligente. Por aquella época, ella todavía trabajaba en el Washington Times-Herald como cámara y reportera, acababa de graduarse en 1951. John F. Kennedy, por su parte, peleaba por un puesto en el senado. Fue ahí cuando la pareja comenzó a salir. Durante dos años vivieron discretamente su historia de amor, hasta que JFK, ya senador de Massachusetts, le pidió matrimonio a Jackie justo después de que volviera de cubrir la coronación en Londres de la reina Isabel II.
Ambos se conocieron en una fiesta que organizaron dos de sus amigos, Charles y Martha Buck Bartlett. La cena, muy al estilo preppy que siempre estuvo relacionado con los Kennedy, se llevó a cabo en Georgetown, en Washington D.C.
Al padre Jack, Joe, que era embajador en Gran Bretaña, también le gustaba Jackie, opinaba que era muy adecuada para Jack. Jackie había asistido a buenas escuelas, algo que los Kennedy consideraban muy importante.
Jack era candidato al Senado, pero su fama de mujeriego se estaba convirtiendo en un problema, así que lo mejor era que tuviera una esposa.
En junio de 1953, Jack le pidió matrimonio a Jackie (solo dos meses después de la boda de Lee). Jack era uno de los hombres más codiciados.
La boda de los Kennedy impactó a todos, ya que eran un clan poderoso e influyente.
Los Kennedy se casaron en la iglesia católica de St. Mary de Newport, en Rhode Island. Fue una boda de día y tuvo más de 800 invitados, eso sin contar las más de 3.000 personas que los esperaron fuera de la iglesia y que no se querían perder detalle. Senadores, políticos, actores, hombres de negocios… Por ese entonces Jackie Kennedy tenía 24 años y aún no sabia que se convertiría en la primera dama de los Estados Unidos.
No todo fue bonito y sencillo para la pareja. Pasó el tiempo y Jackie se quedó embarazada de su primer hijo, pero tuvo muerte fetal. Fue extraído del vientre materno sin vida, algo muy duro para la pareja. Luego llegaron Caroline y John Jr. Y en 1963, siendo ya Kennedy presidente, Jackie se quedó de nuevo embarazada, aunque tuvo un parto prematuro y el bebé no logró sobrevivir más de tres días.
Por su parte, Jack tenia problemas de salud crónicos. No tenia vicios como el tabaco o el alcohol, sin embargo, su pasatiempo favorito eran las mujeres. Jack adoptó un punto de vista muy europeo al respecto, se obligaba a pensar que todo estaba “bien” siempre que él volviera a casa son ella y con sus hijos. Ella era consciente de todo, pero se había criado en una sociedad que dictaba que una esposa debía comportarse de esa forma. Jamás pensó en exponer nada ni avergonzar a la administración. Sin embargo, por dentro, probablemente estaba devastada.
En 1960, Kennedy ganó las elecciones presidenciales. Fue una campaña muy reñida frente a Richard Nixon. En ese momento Jackie estaba de nuevo embarazada y la mantuvo alejada de los focos durante un tiempo por temer que no conectara con la gente por ser “demasiado de clase alta”. Sin embargo, pronto de dieron cuenta de que ella era su mayor activo, ya que sabia adaptarse a cualquier tipo de público. Se convirtió en primera dama con 31 años. Le asustaba un poco la Casa Blanca y todo lo que conllevaba ser la primera Dama. La mañana que se anunció la victoria cogió su impermeable y se fue a caminar solo por la playa, sabia como era la política y también sabia que vida estaba a punto de cambiar.
17 días después de las elecciones, por la mañana temprano, Jackie se puso de parto. Dio a luz a John F. Kennedy Jr, un hermano mayor para su hija Caroline, que había nacido 3 años antes. El pequeño nació con los pulmones poco desarrollados, por lo que estuvo en la incubadora durante unas semanas.
Lee también tuvo dificultades con su segundo hijo, que nació 3 meses antes, así que no pudo viajas a Whashington para la toma de posesión de Kennedy. Lee se enfrentaba a esta situación mientras Jackie se adaptaba a la Casa Blanca y a su nueva vida como celebridad internacional. La prensa la amaba, la llamaban “la primera dama de la moda”.
En noviembre de 1963, se le pidió a Jackie que acompañara a Jack a una visita a Texas. Allí, el presidente sufrió un atentado y murió poco después. Recibió un disparo desde una ventana. Fueron momentos de mucha confusión, una terrible tragedia.
Lee viajó a Whashington de inmediato, estuvo con su hermana los siguientes días. El 25 de noviembre se celebró el funeral. El día anterior, el féretro de Kennedy permaneció en el capitolio. Miles de personas acudieron para mostrar su respeto. Se celebró una misa de Réquiem en la catedral de San Mateo y posteriormente se trasladó el féretro al Cementerio Nacional de Arlington, donde descansa en paz. La actitud digna y tranquila de Jackie se ganó el respeto de todos.
Jackie lo pasó muy mal, no dormía por las noches y tenia pensamientos suicidas, relató muchas veces con todo detalle lo que presenció. Su carácter se volvió más difícil, pero Bob Kennedy, su cuñado -y hermano menor de Jack, – que la entendía muy bien, se convirtió en la figura paterna que sus hijos necesitaban. Lo veían como a un padre que asumió el liderazgo.
Poco a poco, Jackie empezó a reconstruir su vida, se mudó con sus hijos a Manhattan. Se compró un apartamento en la quinta Avenida con vistas a Central Park, buscando una vida alejada de la política. Pero desgraciadamente se convirtió en el objetivo directo de los paparazzi y eso se convirtió en una gran molestia para Jackie.
En 1968, Bobby Kennedy fue asesinado en un hotel de Los Ángeles, lo que volvió a intensificar el dolor de Jackie. Ese fue un año muy complicado en Estados Unidos, fue el mismo en el que Martin Luther King fue asesinado. Jackie estaba aterrada, dijo: “si están matando a los Kennedy, mis hijos son los siguientes”.
4 meses después del asesinado de Bobby, Jackie volvió a casarse, nada más y nada menos que con un antiguo amante de su hermana Lee, Aristóteles Onassis, de 62 años, lo cual fue una gran sorpresa que causó consternación en la familia Kennedy, incluso el vaticano estuvo en desacuerdo. Sin embargo, Jackie vio que él podía cuidar de ella, tenia su propia red de seguridad, una isla privada y un yate, lo que ella le daba mucha seguridad y privacidad.
A Jackie, el pueblo estadounidense la tenia en un pedestal, pero no aprobaban que se casa con Onassis. Pero eso a ella no le importó. Este matrimonio cambió la perspectiva publica de Jackie.
Onassis nunca pasaba grandes temporadas en Manhattan, pero Jackie seguía establecida allí. En el Upper East Side gozaba de cierta privacidad, pero nunca estaba a salvo del todo de los paparazzi. Siempre usaba gafas de sol muy grandes para intentar pasar desapercibida.
Un paparazzi llamado Ron Galella siempre iba en busca de Jackie y fue el único que consiguió fotografiarla sin gafas. A Jackie, la constante presencia de Ron le causaba cada vez más angustia, quería proteger a sus hijos. Ambos llegaron a tener una gran batalla judicial. Jackie ganó esta batalla. La sentencia dictaminó que Ron no podía fotografiar a Jackie a menos de 8 metros.
En esos momentos, el matrimonio con Onassis se complicaba. Entre otras cosas, él retomó sus viejas costumbres como hombre mujeriego. En 1973, el hijo de Onassis murió en un accidente aéreo. Aquello fue terrible para él, bebía mucho, lo que acentuó su mal carácter con Jackie. Ante esta situación, Cristina, la otra hija de Onassis, le metió a su padre en la cabeza la idea de que toda aquella mala suerte venia por Jackie, tachándola de, algo así como, la “viuda negra” y que su hermano había muerto por su culpa. El declive definitivo de Onassis se produjo 2 años después. Estando su relación con Jackie definitivamente terminada.
Tras la muerte de Onassis, Jackie volvió a iniciar l dura tarea de reconstruir su vida de nuevo. Tenia 45 años. Aquel fue un momento crucial en la vida de Jackie, ya no quería volver a ser la “esposa de” nunca más. Trabajó en dos editoriales, -ambas afirmaron que Jackie era una editora brillante-, y por fin dejó de estar en el escenario público. Se recuperó del trauma del asesinato de Jack, después del de Bobbby y del hecho de haber estado casada con Onassis. Ahora deseaba una vida tranquila y eso era justo lo que le ofrecía el mundo de la publicación de libros. Amaba su trabajo, le daba mucha paz.
En 1980 Jackie mantuvo una relación cercana con Maurice Tempelsman, quien era su compañero y asesor financiero personal; era un empresario y comerciante de diamantes nacido en Bélgica que estaba distanciado de su esposa.
Jackie vivió y trabajó en Nueva York los últimos 25 años de su vida, murió de cáncer linfático el 19 de mayo de 1994 en su casa de Manhattan con su familia a su lado.
Ella fue una mujer muy profunda e inteligente. Tanto ella como su hermana Lee se convirtieron en iconos de la moda. Lee murió en 2019. Las dos hermanas tenían cierta rivalidad, pero se admiraban mucho la una a la otra.